miércoles, 6 de diciembre de 2017

RELATO DE MI YAYO PEPE, JOSÉ GARCÍA MONFORT, SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.




Este relato fue un trabajo que hice para el colegio cuando era pequeña. 
Teníamos que preguntar a nuestros abuelos sobre la guerra civil, creía que era en EGB , pero ahora preguntando a mis compañeros veo que no.
Mi amiga Laura Rubio que se acuerda de todo, es mi memoria, recuerda que fue en 1987-88 cuando estábamos en BUP y que nos lo pidió una profesora que teníamos, Lola Folgado.
Yo sabía que lo tenía guardado, pero hacía mucho tiempo que no lo veía y el otro día me apareció.
Para hacer el trabajo, yo le pregunté a mi abuelo, mi yayo Pepe. Que tristemente ya falleció, al igual que todos mis abuelos.
Recuerdo vagamente que estábamos en casa de mis yayos, en la sala donde revelaba él sus fotografías. 
Mi yayo Pepe era fotógrafo. Tengo la imagen en mi memoria de fotografías colgadas con pinzas en unos hilos. Luego como una especie de bandejas de plástico con agua o algún líquido que utilizaba para el revelado o no sé muy bien para que. Recuerdo el olor de aquella sala.
Cuadros en la pared con algunas fotografías realizadas por él, y una caricatura suya. 





En otro post tengo su biografía os la enlazo aquí. Biografía y fotografía de José García Monfort.
Me encantaba la casa de mis yayos, a mis primos y hermanos también, bueno a toda la familia imagino. Era espectacular, vivienda y estudio de fotografía a la vez. 

Recuerdo las cámaras antiguas y los decorados para fotos en la parte del estudio. 





Habitaciones muy amplias y techos altos. Una sala era el estudio de fotografía, con cámaras grandes antiguas, decorados para fotos etc.  Y tenía un balcón que daba a la plaza del ayuntamiento de Burjassot y a la escalera de subida a los Jardines del Patio de los Silos. 
Lástima que también lo perdimos ya que estaban alquilados. 
En una habitación pequeña había unos armarios muy altos y muchas revistas y libros en ellos. También había una máquina de coser antigua singer, creo. 
El comedor con unas mecedoras donde nos mecía nuestra yaya en sus brazos, cuando eramos pequeños, y nos cantaba. Sofás de escay  verdes y otro rojo creo recordar, una mesa con brasero.  La cocina, el cuarto de baño, todo era muy espacioso o al menos así lo recuerdo.
Desde la sala donde estábamos en ese momento había una puerta que daba acceso a una escalera, bajo de ella había como una especie de taller con sus herramientas y subías por la escalera y ahí ya estaba lo mejor: el desván. 
Un desván como los de las "pelis". Con una cortina azul que abrías y había de todo muebles, baúles, juguetes, muñecos, un burrito que te podías subir en él, (de juguete claro), ropa. Me encantaba jugar ahí, aunque cuando subías te daba también como una especie de "miedito" sobre todo cuando era más pequeña claro. Recuerdo haber subido con mis primos o hermanos alguna vez y tener que bajar corriendo.
Y de ahí otras escaleras daban a una terraza. 

En fin..voy a dejar de volar en mis recuerdos y paso a transcribir el relato tal cual lo tengo escrito.

" En el sorteo militar fui excedente de cupo, me casqué toda la guerra.
Después empecé en el Escorial y de allí para el Frente. En el Frente, fue en Villanueva de la Cañada, Brunete y Quijorna. Al tiempo pasé al Frente de Teruel, donde me cogieron prisionero, me llevaron a León. 

Después formamos un batallón de trabajadores y estuve en Córdoba, picando carretera y cuando íbamos a salir a los Pirineos a hacer fortificaciones, se recibió la notificación de licenciamiento y en la estación dije adiós a la guerra. 

En el tren de mercancía el Pescadero que venía de Andalucía llegué al Alcázar de Madrid y vine a Valencia en tren. Y me enteré que habíamos recibido la visita de los nacionales que venían a buscar a mi padre, pero éste había muerto ya.

Estando en Quijorna escribí a mis padres diciéndoles que era un pueblo muy bonito y que por las tardes salíamos a pasear con las chicas y que estábamos muy bien. En contestación a esta carta,me enviaron una revista que en la portada venía como había quedado Quijorna, que no había quedado ni una pared derecha y estaba prácticamente sin personas.
Cuando estaba prisionero en León, pasé allí el invierno y para compensar los fríos de allí me enviaron a Córdoba a picar carretera a Pueblo Nuevo del Terrible que hay unas minas de carbón.
Nada más tuve piojos una vez.
Empecé en 1936 y acabé en 1939.

Mi bautizo de fuego fue entre Lister y el Campesino, que al intentar atacar Brunete dejaron una brecha entre las dos brigadas. Yo era cabo entonces y los otros dos cabos del escuadrón se quedaron allí, murieron.







En vista de que no me daban permiso, en una salida del Frente me apunté a reconocimiento alegando que me hacían falta gafas. El médico que me atendió me dijo que al él siempre se le rompían las gafas cuando llegaba al Escorial, era madrileño. Que fuera al día siguiente y nos iríamos los dos a Madrid y una vez tomada la graduación me enviarían otra vez a que me reincorporara. Pero el dependiente iba a fumar un cigarro de hierbas y yo le di un cigarro y me dijo
que me lo guardara para la noche. Le tenía que dar al día siguiente las gafas y tuvimos que ir a 
Madrid y allí me gasté el dinero de media compañía que me encargaron comprar cosas.
En tiempo de guerra hubo escasez de pan, tuvo que estar fraccionado. Se formaban unas colas
grandísimas y para colarse muchas veces se tiraban de los pelos.

Cuando habían bombardeos nos llamaban con sirenas para ir a los refugios.

Mucha gente vivía en los refugios, más de un niño ha nacido en refugios. 








La aviación iba por el puerto para descargar sus bombas en la calle Chapa del Grao, era un campamento de guerra, estaba todo destruido y la gente vivía en las iglesias o refugios.

A pesar de eso, el tranvía del Grao recogía a los obreros del puerto que muchas veces dejaban de trabajar para refugiarse.









En Ruzafa también cayeron bombas, cayeron muy cerca de casa.
A un conocido nuestro le tuvieron que cortar una pierna porque le dio una bomba.
La guerra es "horrorosa"
Un día mi padre,..tocan las sirenas y yo estaba fregando el piso. Mi padre tropieza con el cubo y se
cayó todo por el suelo.
Las colas del pan, para recoger una miseria de pan y cuando tocaba comprar carne tenía que coger número y para cogerlo antes, mucha gente dormía en las calles"


Y ese fue el relato, tal como lo tengo escrito. Ojalá estuviera aquí, podríamos disfrutar de él y preguntarle algunas cosas. Me alegro de haberlo guardado.


6/12/2017













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